desanturtziatokio

ensayos para una vida

¿Lucha obrera o patio de colegio?

Libertad, Igualdad y Fraternidad son consignas que a día de hoy resultan trasnochadas. Iconos para ilustrar camisetas del todo a mil de las grandes multinacionales y anuncios de Coca-cola (¡son tan bonitos!). Y llega la Navidad, y el Corte gibraltareño, y las luces,…; y la Crisis, que no acaba de abandonar el barco, vamos, que no damos con la vacuna. Pero la clase obrera, puño en alto, enarbolando la hoz y el martillo, a voz en grito…, ¡dónde está? Pues en las mismas camisetas de antes o en reposiciones de «Cuéntame…». Lo más rojo que se ve últimamente en los medios es el Papa Francisco I.

Por lo que se ve, este es un Estado de clases medias, máxime exponente del debacle económico. Y no es que hayan aflorado como setas después del chaparrón, que no, que deben ser los obreros de los ochenta, pero reciclados; mejor vestidos,  con buen coche, apartamento en la playa y niños en colegio privado; con más brillo vaya. Que ya te digo, como Alcántara.

La Transición española no trajo consigo la Dictadura del proletariado. En la teoría, Marx postula «la necesidad de una revolución en la cual el proletariado se establezca como clase dominante, para disolverse paulatinamente como tal, en la transición hacia una sociedad sin clases».  Pero el proletariado, una vez que obtiene el poder, va por libre y se olvida de Marx y hasta de la madre que lo parió; que el poder debe ser como la muerte, hasta que uno no  llega, no sabe lo que se siente. De la primera no ha vuelto nadie para contarme, y del segundo no se quiere bajar ni Dios.

Total, que el sistema bipartidista imperante fue nadando uno hacia el otro: el Socialismo quería ser menos radical y la derecha quería ir al centro, aliándose contra identidades distintas, sindicatos que se venden,  y creando un batiburrillo estatal que  ha convertido a todos en la misma mierda. Como en el patio del colegio, que las peleas al principio mucho ruido, mucha ostia y mucha sangre, pero al final todos tan amigos. Entonces se sacan de la manga la socialdemocracia:  un capitalismo light, domesticado, controlado por el Estado y beneficioso para todos porque se rige por la ley de la oferta y la demanda. Si los obreros ganan más, podrán convertirse en mercado para mi producto. En Alemania y EE.UU. funcionó en el período de la posguerra, había que reconstruir un país. Aquí la inyección fue la burbuja inmobiliaria, aquello que decía Aznar que si los pisos valían tanto era porque podíamos pagarlos…

Total que el obrero se hizo la picha un lío y quiso ser clase media, que no es lo mismo que decir que un burgués no pueda ser de izquierdas. Y aquí nos encontramos, aburguesados e inertes de puro empacho, queriendo emular las vacaciones en la nieve del rey, e incluso la boda de la hija de Aznar. Que hasta Felipe, el de los pelos largos y la chaqueta de pana, se ha convertido en el Barón Blixen-Finecke en «Memorias de África«. De trepar tanto, la pirámide social se invirtió y nos fuimos todos al garete. Ahí no hubo izquierda que amortiguara la ostia y el obrero, como ya se creía otra cosa, volvió al redil del amo; como el buen hijo arrepentido, creyendo que eran ya iguales. Incluso nos llamaban drogatas y delincuentes a los indignados, o perro flautas; vamos, lo que vienen a ser trovadores con pulgas.

¿Y qué pasará ahora? El Capitalismo feroz resurgirá más fuerte que nunca, con nuevas normas, rebajas salariales para aumentar beneficios, inversiones en deuda pública; haciendo leña del árbol caído y aumentando las desigualdades. Otro ciclo de la Historia que estudiarán nuestros hijos; otro día de la marmota para nosotros.

¡Ánimo a los compañeros de Puerta del Sol y que despierte la izquierda!

1 Comentario »